¿Qué es lo que quiere Antorcha Obrera en este punto? Quiere que los sindicatos pasen a ser verdaderamente de los obreros, arma de lucha y de defensa de los intereses económicos del obrero pero, para eso, deben dejar de ser sindicatos charros, deben dejar de ser sindicatos del gobierno y del patrón para convertirse en sindicatos del trabajador. ¿Cuál es el requisito? ¿cuál es el recurso que se requiere para lograr un sindicalismo verdadero? Pues la respuesta es al mismo tiempo sencilla y difícil: lo que se requiere es que los obreros cobremos conciencia de esta situación y todos unidos como un solo hombre tumbemos al charro y defendamos nuestro sindicalismo auténtico.
¿Por qué no se logra hacer esto? Piensen ustedes, ustedes son obreros y ustedes sabrán si yo miento o no, piensen ustedes por qué en sus fábricas prevalece el charro: porque entre los mismos obreros hay traidores, porque entre los mismos obreros hay muchos que nada más les ofrecen una mordida y ya se cambiaron al otro lado ¿a poco no es cierto? Porque entre los obreros mismos apenas hay un hombre honrado que quiera hacer un sindicato limpio, van y lo venden, o sea, que el mal está ¿dónde? en los mismos obreros, entre los mismos compañeros están los judas, están los traidores.
Ahora hay que preguntarse: esos hombres, esos judas, esos que se venden al patrón ¿por qué lo hacen? ¿Qué acaso un hombre nace traidor, nace judas? ¿Cuando lo parió su madre ya era un traidor? ¡No, compañeros! Los hombres cuando nacemos todos somos iguales, de niños no sabemos del mal ni del bien, sino que es con el tiempo que nos vamos volviendo malditos; eso quiere decir que los traidores lo son porque les falta conciencia de clase, porque les falta educación política, porque les falta una formación proletaria que los solidarice con sus hermanos obreros y no con sus enemigos, los patrones y el gobierno, o sea, que el problema es un problema de educación y concientización para que esta gente deje de ser traidora.
Muchos compañeros obreros se venden al patrón porque son gente viciosa, por ejemplo, que le gusta mucho el vino y, claro, con dos o tres comidas y dos o tres borracheras que le invite el patrón ya se la compró. ¿Cómo se remedia eso? Haciendo que los obreros tomen conciencia de que es indigno que vendan a sus hermanos de clase por una cerveza. ¡Todo esto hay que decírselo a los obreros! ¡Toda esta ideología, toda esta educación hay que llevársela a los obreros para que se acaben los traidores! En realidad nunca se van a acabar del todo, lo que quiero decir es que cada vez sean menos, hasta que la inmensa mayoría aplaste a los pocos traidores que queden, o sea, sí los podemos reducir a minoría, lo que requerimos es trabajo, plática, conciencia, educación de más obreros para que no se vendan y para que no traicionen. Repito, ¿qué necesitamos para que nuestros sindicatos dejen de ser charros? Necesitamos que la base obrera se decida como un solo hombre a tumbar al charro y a defender a su sindicato. Pero para que los obreros se decidan deben educarse y concientizarse porque mientras sean obreros que se creen todo lo que dice la televisión burguesa, que no salen del campo de fútbol y de la cantina, que leen puros monitos de esos que traen pura pornografía, pues ¿qué obrero es ese? ¿Qué educación política, qué alma tiene ese obrero? Pues tiene un alma de cántaro, es un hombre guango, es un hombre vil que lo puede comprar el patrón con una mordida. Hay que levantar al obrero, compañeros, hay que ponerlo en pie, hay que rehacerle su conciencia para que de hombre vil y vendido se vuelva un luchador de su clase ¡eso es lo que necesitamos!
Pero esto es como el cuento de cuando los ratones se juntaron para defenderse del gato y después de mucho discutir dijeron: "el remedio está en colgarle un cascabel al gato para que cuando venga haga ruido y lo oigamos y podamos huir". Todos dijeron: "de acuerdo, hay que ponerle el cascabel al gato". Pero el problema se vino cuando dijeron, ahora ¿quién se lo va a poner?, ¿quién le va a colgar el cascabel al gato? Aquí se trata de lo mismo, ¿quién le va a poner el cascabel al gato? Y la respuesta es: ¡nosotros, los antorchistas, compañeros!
Ese es uno de los propósitos, ese es el propósito de Antorcha, crear gente que sea capaz de ponerle el cascabel al gato. Preparar cuadros, como dije al principio, que ya no tengan miedo, que ya no tengan temor o vergüenza de ir a sus fábricas y comenzar a agitar con inteligencia, con astucia, con precaución, siempre ganando la partida al patrón, para levantar a su sindicato y sacudirse a los charros. Eso es lo que se necesita. Podría yo decir, resumiendo nuestra opinión, ¿por qué perduran los charros? Porque no hay quien se les ponga enfrente, así de sencillo. Entonces hay que preparar a los que se le pongan enfrente a los charros, y ese es uno de los objetivos de Antorcha Obrera.
Pero no solamente los patrones y los charros son enemigos de la clase obrera, del sindicalismo auténtico, hay otro tipo de gente que es un enemigo más sutil, hay otro tipo de sindicalismo que dicen que no es charro, por ejemplo, el de los telefonistas, el Sindicato Mexicano de Electricistas, el SME, el de los nucleares que acaba de desaparecer. Esos sindicatos dicen que ellos si son los buenos, que ellos si son los revolucionarios y con ellos no hay charrismo. Sin embargo, las cosas no son así compañeros, ¿por qué razón? Porque en esos sindicatos, como el de telefonistas y el SME, es cierto que hay un poco más de democracia, es cierto que se permite que los obreros voten para elegir a sus directivas, pero una vez que han sido electas, se dedican única y exclusivamente a hablar a los obreros de la lucha económica.
Fíjense ustedes dónde está la trampa: podríamos decir que estos sindicatos son realmente buenos para defender a los obreros... en la lucha económica. Pero yo les hablaba de que la lucha obrera no es solamente lucha económica sino también lucha política y ésta es la más importante.
Entonces estos sindicatos "independientes" son buenos para la lucha económica, para defender el salario, para defender el empleo, etc. Pero, y ¿qué hay de la lucha política? ¡Aquí está la trampa! Esos sindicatos le callan absolutamente al obrero la necesidad de prepararse para una lucha de carácter político de tal manera que, en el fondo, lo que logran es que el obrero se vuelva un egoísta que nada más está pensando en tener, él y su familia, aumento de salario, mejores prestaciones, etc. Pero no le importa lo que pase en el resto del país. Es otra manera de deformar al obrero, esta es otra manera de mantenerlo sumiso en lo político al poder central.
Aparentemente estos sindicatos son revolucionarios pues a diferencia de los charros dejan luchar al obrero, le dejan hacer huelgas, mítines, en fin, libran la lucha económica. Pero, por otro lado, esconden una parte de la verdad que nunca le enseñan al obrero, nunca le dicen: "mira, después de esto, lo que sigue es el nivel político, la formación de un partido". No, simplemente no le completan la conciencia política sino que cada vez que pueden le dicen lo contrario, le dicen: "nuestro sindicato no se mete en política, aquí no queremos partidos políticos, meterse en política es un error, es manipulación, nosotros somos independientes, somos un sindicato libre".
¿Qué están haciendo al decirle eso al obrero? Le están impidiendo que dé el paso siguiente. En el fondo, le están poniendo una venda para que no vea lo que sigue adelante. Y así, repito, en esos sindicatos los obreros se forman como obreros egoístas a los que nada más les importa su bienestar y que cuando lo alcanzan, se olvidan de todo lo demás. Ese no es un obrero revolucionario. Un obrero revolucionario es el que además de luchar, fíjense ustedes bien, además de luchar por su fábrica, por su salario, por sus prestaciones, se preocupa por seguir adelante, hacia la lucha política, ese es el obrero revolucionario. Pues así no forman al obrero los sindicatos de izquierda y, por eso, esos sindicatos incurren en el error de mutilar la conciencia del obrero. Luego entonces, para nosotros tampoco esos sindicatos son la solución, es necesario otro tipo de sindicato: esa es la razón de que exista Antorcha Obrera.
Hay que insistir en esto, nosotros no concordamos ni con lo que hacen los charros ni con lo que hacen los independientes. Con los charros, porque no defienden nada; con los independientes, porque le ocultan una gran parte de la verdad al obrero y le mutilan la conciencia; nosotros planteamos que es necesario crear un nuevo sindicalismo o transformar el que ya existe, en el que se den las dos fases de la lucha, íntimamente unidas, en el que se le enseñe al obrero a defender su salario, sus prestaciones, su trabajo, la seguridad en su fábrica, pero, al mismo tiempo, se le enseñe a dar la lucha política, y se le esté llevando progresivamente hacia una verdadera conciencia de clase que lo disponga a tomar el poder político.
Porque en este país las cosas no se curarán jamás si los obreros no se organizan y no toman el poder en sus manos, eso es necesario que lo entiendan muy claramente.
He aquí por qué a pesar de que hay sindicatos charros e independientes, Antorcha Obrera insiste en que aún queda mucho por hacer y enderezar en cuanto a la organización sindical de los obreros.
La situación es aún más crítica en lo que respecta a la segunda forma organizativa: el partido obrero.
El momento que está viviendo México es más elocuente que nunca compañeros. México es un país terriblemente endeudado, cien millones de dólares, que si los traducimos a pesos hacen una montaña del tamaño de este edificio. Y nos los están cobrando con pistola en mano. Y, por el otro lado, nuestro aparato productivo va para abajo: hay desempleo, en el campo no se producen suficientes alimentos, los tenemos que comprar del extranjero; es decir, somos un país que debe y no tiene con qué pagar, y además que no tiene siquiera para comer. ¿Cómo le vamos a hacer? ¿Qué es lo que está haciendo el gobierno? ¿Está realmente resolviendo el problema? ¡No, señores! Lo único que está haciendo el gobierno es exprimir más y más al trabajador para pagar la deuda.
¿Cómo piensa pagar lo que debe el gobierno? (y lo debe el gobierno porque mucho de ese dinero se lo robaron ellos, se lo llevaron ellos), ¿cómo piensa resolver las carencias? Simplemente apretando al pobre, que coma menos el obrero, que ya no tome leche, que ya no coma carne, que ya no se vista, que ya no se compre zapatos, así es que realmente, lo que el gobierno está haciendo para pagar lo que debe y remediar algunas carencias, es matar a la gente de hambre, a los trabajadores.
Pero, compañeros, esta situación no se puede acabar con la simple lucha sindical. La única salida es que los obreros y los campesinos se unan y tomen el poder. Es decir, que pongamos un gobierno de los pobres. Esa es la única salida; y eso solamente se puede hacer si los obreros lo entienden y se disponen a organizarse no sólo en sindicatos independientes sino también en un partido político obrero.
Antorcha Obrera no es más que el intento de reorganizar al obrero a nivel sindical y a nivel político. A nivel sindical, para que los sindicatos sean auténticos representantes de los trabajadores de base y defiendan realmente sus intereses económicos, o sea, que den la lucha económica del obrero, pero con honradez y con valor. Y a nivel político, a nivel de partido, para que todos juntos los trabajadores de este México demos la batalla por una legislación más favorable primero y, luego, por la toma del poder político. Eso es Antorcha Obrera.
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